LA TEORÍA
DE LA PAZ O EQUILIBRIO
DR. JOSÉ LUIS VALDEZ MEDINA
La teoría de la paz o equilibrio es una propuesta de análisis, comprensión y explicación de la conducta que ha sido construida y desarrollada por el Dr. José Luis Valdez Medina, que fue un gran Profesor e Investigador de la Facultad de Ciencias de la Conducta, de la Universidad Autónoma del Estado de México, que retoma principios propios de la física (como la búsqueda de los estados de estabilidad, auto-organización y de menor desgaste), de la biología (como la competencia, la comparación y la búsqueda de aceptación y evitación del rechazo, o como la búsqueda de cubrir las necesidades o carencias, mediante la obtención de los satisfactores requeridos para ello), y de la psicología (la formación del yo real, del ideal y el aparente, del ego, y los efectos que esto tiene en nuestras vidas), a partir de los cuales observa y explica el cómo, el por qué, y el para qué del comportamiento.
Dicha propuesta teórica, ha surgido como un intento de respuesta para satisfacer la inquietud del autor por tratar de encontrar una alternativa de explicación para las grandes interrogantes de la psicología, como la de saber si el comportamiento tiene alguna dirección, si tiene un ¿por qué? y/o un ¿para qué?, ¿cuál es el origen de todo el comportamiento?.
De esta manera, el Dr. Valdez Medina, aborda una gran
variedad de temas, como el de la construcción y desarrollo de las tendencias de
personalidad, el cómo vamos conformando una personalidad entrópica o en caos, o
con conflicto. La importancia que tienen las necesidades o carencias, y los
miedos o amenazas en la formación de nuestras tendencias de personalidad. El
papel que tiene la queja en esta dinámica de vida. El cómo se llega a
vivir con ansiedad, desesperanza y/o en depresión. ¿Qué es el miedo?, ¿qué es
una amenaza?, ¿qué tipos, reacciones y formas del miedo hay?, y por supuesto,
¿qué solución le podemos dar a este tipo de vida en el que nos encontramos
inmersos los seres humanos de la actualidad?.
Con base en esto, la solución propuesta por la teoría,
nos indica que lo primero que hay que lograr para poder cubrir este objetivo,
es el de hacer que cada uno de nosotros se haga cargo o responsable de sí
mismo, puesto que aquél que llega a hacerse totalmente responsable de sí mismo,
vive en paz o equilibrio, no se queja, está contento, estable, auto-organizado,
con el menor desgaste posible, lo cual, en otras palabras, indica que quien se
hace responsable de sí mismo, es alguien que se acepta abiertamente, y que
vive, hace y es con y por gusto, y sin queja, y no de forma obligada o forzada.
Y esto es por demás importante, porque aquel que vive,
es y hace de esta manera, sólo puede llegar a vivir en paz o equilibrio.
¿POR QUÉ Y PARA QUÉ
NOS CONVIENE HACERNOS CARGO O RESPONSABLES DE NOSOTROS MISMOS?
José Luis Valdez
Medina
Universidad Autónoma
del Estado de México
Recuperada de: https://encrypted-tbn1.gstatic.com
Uno de los más grandes
problemas, si no es que el único que tiene que resolver la humanidad, es el de
la sobrepoblación.
Debido a las
exigencias a las que nos somete este fenómeno hemos afectado enormemente a la
naturaleza, pues cuanto más crece la población, más alimento, agua, territorio,
etc., requerimos para sobrevivir.
Así, con la
creación de las grandes ciudades, la explosión demográfica, la sobrepoblación y
la creciente serie de necesidades o carencias que ésta trae como consecuencias,
hemos ido invadiendo territorios que estaban ocupados anteriormente
por otras especies, matando incluso a todo lo que ahí se encontraba, por
haber llegado a considerar que nos estorbaba o que nos amenazaba,
acabando con ello, de manera indiscriminada y definitiva, aunque lleguemos a pensar que construyendo reservas
artificiales, pero que eufemísticamente llamamos reservas naturales,
contribuimos a la conservación y cuidado de las especies que hemos depredado y
contribuido a su próxima extinción, puesto que ni con eso, seremos capaces de
libramos de la culpa y el castigo que de ello emana, porque toda
alteración de la paz o equilibrio, tiene su precio.
De esta manera,
hemos destruido bosques, áreas fértiles, ríos, lagos y especies animales,
pensando que eso es favorable, sobre todo para proteger la vida humana.
Y todo esto lo
hemos hecho sin habernos detenido a pensar que los seres humanos tan sólo somos
una más de las múltiples partes que conforman a la naturaleza, puesto que, lo
aceptemos o no, formamos parte de la cadena alimenticia que permite que
la vida continúe, pues todos, somos alimento de otros y nada más.
De esta forma,
hemos emprendido una lucha despiadada en contra de la naturaleza, por
considerarla salvaje, y enemiga, pues prácticamente todo lo que a
ella pertenece, y que sentimos que nos estorba o nos amenaza, lamentablemente
lo hemos ido destruyendo o depredando.
Recuperada de: http://ecosofia.org/files/efetto_serra_270px.jpg
Y tristemente, nos
sentimos vencedores, dioses, pues aunque parezca inverosímil, hemos ido
mermando en la naturaleza su capacidad de mantenerse a sí misma, pues con cada
especie, cada bosque, selva, río o lago que desaparece, rompemos uno de
los eslabones que unían a la cadena alimenticia a la cual pertenecemos, y con
ello, vamos provocando el desequilibrio de la vida misma y la incapacidad de
que se repare y se salve a sí misma.
Por ello, por más
ajustes y reajustes que intenta hacer la naturaleza para mantenerse y
conservarse a sí misma, no logra conseguir un estado de equilibrio, que le
reporte la estabilidad, la auto-organización y el menor desgaste que se
requiere para seguir sobreviviendo de manera tranquila y en paz.
Recuparado de: http://3.bp.blogspot.com
En este estado de
cosas, los seres humanos hemos contribuido enormemente, provocando con nuestro
comportamiento un desequilibrio vital, con lo cual no permitimos que la
naturaleza se auto-ajuste, para que recupere su estabilidad.
Y todo esto, se ha
producido por la loca idea de que los seres humanos somos más y mejores, que
podemos llegar a dominar y a tener el poder sobre la naturaleza. Por eso,
nos escindimos de la vida natural, ubicándonos como lo más selecto
y sublime de la creación divina o de la evolución natural (según se
crea), que es una idea que nos ha llevado a considerar que tenemos el
derecho de sojuzgar, de señorear, de dominar y hasta de destruir a la naturaleza,
sin ponernos a considerar, que al destruirla, nos destruimos a nosotros
mismos.
Porque, aun sin
querer aceptar este hecho, por la soberbia de nuestras convicciones, los seres
humanos, somos antes que nada, unos seres totalmente naturales, que sin la
naturaleza, no podríamos lograr sobrevivir.
Ante esta situación
de vida tan complicada en la que se encuentra inmersa la humanidad, no han
dejado de surgir propuestas o alternativas de solución.
Sin embargo, la
mayor parte de ellas, que han salido a la luz con las mejores intenciones de
conseguir una mejor calidad de vida para la especie humana, se han quedado
cortas para resolver los problemas que nos aquejan, puesto que tales soluciones
frecuentemente sólo han generado mayores niveles de dependencia, sobre todo
para con las opciones oficiales que las han propuesto, y que actualmente no se
dan abasto para poder cubrirlas.
Retomada
de: http://psicoavanza.com/como-solucionar-la-dependencia-emocional/
Asimismo, muchas de
las alternativas de solución que se han intentado implementar, se dirigen a la
población de manera masificada y extensa, dejando desamparados a todos
aquellos individuos a los cuales no les ajusta el molde o no les queda el uniforme
de las soluciones que se pretenden aplicar.
Con base en esto,
se ha ido demostrando hasta el cansancio, que este tipo de alternativas de
solución masiva no funcionan adecuadamente para prevenir o reparar los daños
desde la raíz.
Por consiguiente,
hace falta plantear una estrategia de solución que alcance al individuo, que
toque y solucione la problemática desde su punto de partida o de origen, que no
excluya a nadie, sino por el contrario, que nos haga vernos inmersos y participando
en la solución de los problemas básicos que tiene la humanidad contemporánea.
Y es en este
contexto, que se crea la teoría de la paz o equilibrio, que tiene por objetivo
el abordar dos puntos fundamentales:
1.- ser una propuesta de explicación, comprensión y
análisis del comportamiento, que ofrezca una base teórica, empírica y
científica, que parta del origen mismo de los comportamientos.
2.- ser una teoría de fácil comprensión y
aplicación, que le permita a las personas, no sólo conocerse, sino
aceptarse abiertamente con y por gusto y sin queja, consiguiendo con ello una
forma de sobrevivencia y de adaptación a las nuevas circunstancias de vida que
se les ofrecen, haciéndose absolutamente responsables o cargo de sí
mismas, sin depender, ni afectar a nadie más.
¿Y CÓMO SE PODRÍA LOGRAR ESTO?
La teoría de la paz
o equilibrio plantea que:
La vida es
movimiento.
Todo movimiento
implica un desgaste, cambio, transformación, adaptación y evolución.
Todo desgaste,
cambio o transformación nos amenaza, nos acerca a la muerte, nos pone en
conflicto, caos, miedo.
Todo desgaste,
cambio o transformación se hace manifiesto, y trae consigo una necesidad, una
carencia, una amenaza o un miedo.
Y por consiguiente,
toda adaptación nos acerca a la vida, nos pone en paz o equilibrio,
estables, auto-organizados, con un menor desgaste.
Con base en esto,
la teoría plantea que la vida evoluciona a partir de la dinámica que se
establece entre el caos, conflicto o miedo, y la paz o equilibrio.
Dentro de la
teoría, se plantea que la vida se mueve a partir de la dinámica de conseguir o
conservar los recursos o satisfactores que consideramos que cubren nuestras
necesidades o carencias (biológicas y/o psicosocioculturales), y que nos
permiten evitar los otros tipos y niveles de amenaza y miedo (a la muerte,
enfermedad, soledad, abandono, rechazo, castigo, venganza, carencias o
necesidades) que siempre llegan asociados con éstas.
Así, si se consigue
y se conserva, o bien, si no se consigue o no se conserva el recurso o
satisfactor que consideramos que cubre nuestras necesidades o carencias, y que
nos permite evitar los otros tipos y niveles de amenaza y miedo que siempre llegan
asociados con estas necesidades o carencias, y lo aceptamos abiertamente, con y
por gusto y sin queja, este resultado, nos ubica en un estado de paz o
equilibrio, de estabilidad, de auto-organización, donde experimentamos el menor
desgaste posible.
Pero, si se
consigue y se conserva, o bien, si no se consigue o no se conserva el
recurso o satisfactor que consideramos que cubre nuestras necesidades o
carencias, y que nos permite evitar los otros tipos y niveles de amenaza y
miedo que siempre llegan asociados con éstas necesidades o carencias, y no lo
aceptamos abiertamente, ni con y por gusto y sin queja, este resultado, nos
ubica en un estado de miedo, donde persiste la amenaza, el conflicto, la
inestabilidad, la desorganización, y en donde experimentamos un mayor desgaste.
Esta dinámica de
vida, nos lleva a ir construyendo y desarrollando una muy particular tendencia
de personalidad, que hace referencia a aquella estrategia de obtención de
recursos o satisfactores que al ser muy frecuente o recurrente en nuestras
vidas, nos hace únicos e irrepetibles.
La tendencia de
personalidad que construimos y desarrollamos a lo largo de nuestras vidas,
puede ser de dos tipos: una fuerte o de ego cero, o una débil, o de ego (+), o
de ego (-).
Recuperada de: http://3.bp.blogspot.com
Donde la tendencia de personalidad débil, ubicada como de ego (+), se distingue por tratar de ser atractivo o admirado a partir de sus fortalezas, y la tendencia de personalidad débil, ubicada como de ego (-), se distingue por tratar de ser atractivo o admirado a partir de sus debilidades, es decir, que intenta ser atractivo o admirado a través de la compasión.
Cabe mencionar que
las personas en las que predomina una tendencia de personalidad débil, viven en
una situación de constante caos, conflicto, amenaza o miedo, pues tienden a
forzar las circunstancias en las que se encuentran, para poder ser atractivos,
ya sea por su fortaleza o por su debilidad.
En contraste, la
tendencia de personalidad identificada como fuerte o de ego cero, se
caracteriza por ser una tendencia de personalidad que lleva a las personas que
la tienen, a vivir en paz o equilibrio, y a no tratar de ser ni atractivo, ni
admirado, ni compadecido.
Estas personas
viven con base en la premisa de ser en el hacer, y por ello, son lo que hacen,
y hacen lo que son, no tienen contradicción. Se aceptan abiertamente, con y por
gusto, y sin queja. Por eso, nunca pretenden llegar a ser mejores o diferentes
de lo que son.
En cambio, las
personas con una tendencia de personalidad débil, viven fundamentalmente en la
dinámica de hacer para llegar a ser, buscan legitimar su hacer, con títulos,
etiquetas, el juicio y el reconocimiento de otros, y no el de sí mismos porque
no se aceptan. No hay congruencia, y en cambio, sí hay contradicción en ellos.
Le dan gusto a los demás antes que a sí mismos. No se aceptan abiertamente, ni
con gusto y se quejan de todo, hasta de sí mismos, generando con ello,
auto-rechazo y auto-agresión, pues siempre quieren ser mejores o diferentes de
lo que son.
¿QUÉ HACER PARA CONSTRUIR Y DESARROLLAR UNA TENDENCIA
DE PERSONALIDAD FUERTE O DE EGO CERO?
La respuesta corta,
nos indica que lo que hay que hacer, es el llegar a hacernos cargo o
responsables de nosotros mismos.
Y esto, consiste en
comprender que: con base en lo
expuesto dentro de la teoría de la paz o equilibrio, se considera que lo
primero que hay que hacer para comenzar a hacerte cargo o responsable de ti
mismo, es un pequeño ejercicio de reflexión que consiste en que cada uno de
nosotros hagamos un recorrido a lo largo de nuestras vidas, para que tratar de
ubicar, recordar, encontrar, o re-descubrir una actividad personal o propia,
que nos haya mantenido en silencio, en paz o equilibrio, estables, en la cual,
no hayamos tenido la necesidad de competir, ni de compararnos, o de buscar de
manera forzada la aceptación de parte de otros, ni de nosotros mismos. Que sea
una actividad, que la hayamos hecho o realizado sin temer al rechazo, en la que
no hayamos tenido la necesidad de hacer juicios de valor. Una actividad que
hayamos realizado con y por gusto, y sin queja, sin tener que forzar nada, que
nos haya hecho sentirnos tranquilos y contentos, sin prisa ni ansiedad, ni
tristes o deprimidos mientras la realizábamos.
Recuperada de: http://www.definicionabc.com
Un siguiente paso de
este pequeño ejercicio de reflexión, consiste en que una vez que hayamos
detectado esta actividad, seguro nos daremos cuenta de que mientras la hemos
realizado, somos y dejamos ser a los demás, porque al hacerlo, se cumple con la
premisa de ser en el hacer, que nos deja ver claramente que somos lo que
hacemos, y hacemos lo que somos, que nos reporta un resultado totalmente
diferente al obtenido cuando hemos realizado otras actividades que hemos hecho
para tratar de legitimar nuestro ser.
Es decir, no es lo
mismo, hacer para llegar a ser, que implica una forma de hacer que se lleva a
cabo básicamente para tratar de obtener un premio que nos permita
legitimar lo que hacemos y adquirir con ello, un título, o una etiqueta
de licenciado, doctor, maestro, arquitecto o taquero, o que se hace para que al
final recibamos una felicitación. Que siempre habernos dedicado a ser en el
hacer, que es una forma de vivir que no implica contradicción, puesto que desde
siempre hemos sido lo que hacemos, y siempre hemos hecho lo que somos. O sea
que siempre hemos tenido vocación para ser y hacer: psicología, biología,
cocinar, tocar algún instrumento, pintar, peinar, construir, diseñar, para
practicar algún deporte en especial, para orar, para barrer, para ser mamá o
papá, líder, o lo que sea, porque lo importante es que esto que hemos hecho
desde siempre, seguramente nos ha llevado a vivir con y por gusto, y sin queja,
en paz o equilibrio.
Si detectamos esta actividad, seguro que no podremos
aburrirnos, porque el llegar a ser en el hacer, no implica inmovilidad. Al
contrario, se trata de seguir siendo, haciendo y viviendo, pero contento,
tranquilo, sin prisa, en paz o equilibrio, estables, auto-organizados, y
teniendo un menor desgaste, pues la tensión, el conflicto, y el miedo, se
reducen considerablemente. La amenaza que percibimos, que podemos recibir de
parte de los demás, de la crítica, del fracaso, del rechazo, etc., tiende a
disminuir y en su momento, a desaparecer. Porque vivir en paz o equilibrio, no
significa dejar de hacer, sino seguir haciendo pero con y por gusto, sin queja,
aceptando abierta y plenamente lo que eres, haces, tienes y vives, haciéndote
totalmente cargo o responsable de ti mismo.
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Porque hay que tener
en cuenta que viviendo de esta manera, lo obligado o forzado desaparece,
ya que, no es lo mismo cumplir con una actividad de forma libre, que es cuando
se acepta abiertamente, con y por gusto y sin queja, que se disfruta mientras
se hace o se cumple, que, cumplir con una obligación (o actividad forzada), que
no se disfruta mientras se realiza o se cumple, porque este tipo de
obligación que cumplimos de manera forzada sólo nos da gusto cuando se termina,
cuando nos libramos de ello, porque al terminarla, ya no tenemos que fingir, ni
mentir, ni aparentar, reprimir, callar, ni ocultar, ni tolerar, ni controlar
nada.
De esta forma, si
logramos detectar esta actividad que nos ha llevado en algún momento de
nuestras vidas a vivir con y por gusto, y sin queja, veremos que hemos
experimentado el placer (Freud, 1986), que le hemos encontrado sentido a
nuestra vida (Frankl, 2001), que nos hemos auto-realizado (Maslow, 1988), que
amamos y somos libres (Fromm, 1993), que hemos logrado vivir felices y con una
buena vida (Savater, 2001), y que vivimos en paz o equilibrio (Valdez Medina,
2009).
Pero si ya detectamos
esta actividad, es muy importante que no pensemos en el cómo lo ven o lo juzgan
los demás No. Sólo hay que pensar en nosotros mismos, de forma egoísta, para
que podamos llegar a aceptarnos abiertamente, con y por gusto, y sin queja,
porque sólo así, podremos llegar a hacernos cargo o responsables de nosotros
mismos. Y esto, lo digo, porque es bien sabido que nadie puede aceptar a otro, si
no es capaz de aceptarse a sí mismo.
Porque sólo viviendo
así, con y por gusto y sin queja, es que podemos llegar a hacernos cargo o
responsables de nosotros mismos. A ser y dejar ser. A respetarnos y a respetar
a los demás. A no hacer críticas o juicios de valor acerca de ellos ni de nosotros
mismos.
Si logramos detectar
esta actividad, veremos que ya no nos va a importar el juicio de los demás,
porque nuestro atractivo natural, ya no tendrá que ser maquillado, forzado o
artificial, porque éste, saldrá a flote de manera automática y espontánea, y
siempre habrá la posibilidad de que lleguemos a ser exitosos en algo. Porque
ser exitosos, no es ser conocido por las multitudes. Ya que para ser exitosos,
basta con que haya alguien más aparte de ti mismo, a quien le guste, acepte
abiertamente con y por gusto y sin queja, lo que eres, haces o vives.
Si detectamos esta
actividad, veremos que pronto dejaremos de imitar, de depender del juicio de
otros para legitimar nuestro hacer, y nuestra forma de ser. Dejaremos de
intentar el ser diferentes, o de tratar llegar a ser mejores, porque
cuando tratamos de ser mejores de lo que somos, es la señal inequívoca de que
no nos aceptamos abiertamente, ni con y por gusto y sin queja, y que no hemos
sido capaces de hacernos cargo o responsables de nosotros mismos.
Y es que cuando nos
aceptamos abiertamente, con y por gusto, y sin queja, es cuando realmente nos
podemos volver responsables de nosotros mismos, cuando en verdad nos volvemos
auténticos, y nos hacemos responsables de nuestro ser en el hacer, porque cuando
vivimos así, construimos y desarrollamos una tendencia de personalidad fuerte,
o de ego cero, que no es la que impone, sino la que nos mantiene en paz o
equilibrio, o bien, la que nos lleva a hacernos cargo o responsables de
nosotros mismos.
Recuperado de: https://i0.wp.com/comofuncionaque.com
Por consiguiente, si logramos hacernos cargo o responsables de nosotros mismos, cumpliremos de forma automática con un proverbio popular, al saber que no sólo somos inteligentes por saber solucionar problemas, sino sabios, porque sabremos cómo no meternos en ellos.
Ahora bien, si
llegamos a considerar que requerimos de algún tipo de ayuda para lograr este
objetivo de vida, una recomendación muy favorable es que le pidamos a nuestros
padres o a alguien que le tengamos la suficiente confianza, que nos ayuden a
entender o que nos enseñen a
vivir en paz o equilibrio, estables, auto-organizados, con el menor desgaste
posible.
Que nos enseñen a
hacernos responsables de nosotros mismos, a ser libres, a amar. A aceptar o
rechazar abiertamente. Que nos enseñen a conocernos, pero sobre todo a
aceptarnos a nosotros mismos, con lo que somos. Que nos enseñen a no tratar de
seguir un ideal. Que nos enseñen a no imitar. A no condicionar o a no forzar
las cosas. Que nos apoyen para que podamos llegar a ser en el hacer. A ser lo
que hacemos, y a hacer lo que somos. Que nos enseñen a vivir
en silencio, a no hacer juicios de valor, a aceptarnos y a aceptar a los demás,
a ser y dejar ser. A no vivir con base en prejuicios. Que nos enseñen a conocernos y a aceptarnos a nosotros
mismos, única y exclusivamente con lo que somos y no con otra cosa. Que nos
apoyen para que seamos lo que hacemos, y para que hagamos lo que somos, para
que vivamos siendo en el hacer, y así, veremos que de forma conjunta, la vida
se irá volviendo de manera automática y natural, diferente para todos y no sólo
para nosotros mismos.
De esta manera, el
hacernos cargo o responsables de cada uno de nosotros mismos, nos lleva
automáticamente a alejarnos de la fórmula de la tolerancia, porque tolerar no
es respetar al otro, ya que respetar es ser y dejar ser, y tolerar es
aguantarse, fingir que se deja ser, aparentar que se acepta lo que en verdad se
rechaza, o viceversa, porque siempre que hay tolerancia, hay queja, disgusto,
obligación, imposición, algo forzado, un pero, un rechazo, algo que no se dice,
que se oculta, que miente, y esto, sólo genera conflicto, una alteración del
estado de paz o equilibrio en el que nos encontrábamos inmersos.
Y es que, sólo el que
se hace cargo o que es responsable de sí mismo, no tolera, porque siempre es
capaz de aceptar o rechazar abiertamente, sin conflicto, con gusto y sin
queja, sin culpa, sin imposiciones, sin tratar de controlar al otro. Porque
aquél que se hace cargo o que es responsable de sí mismo no finge. Y no finge,
porque no depende, no se esclaviza, se hace cargo de sí mismo, sin afectar a
los demás. No se vuelve una carga para nadie, ni siquiera para sí mismo.
Por eso, hay que
aceptar lo que somos, y no lo que creemos, inventamos o interpretamos que
somos, hay que aceptar las diferencias, sin tener que imponer un modelo a
seguir, y no tolerar, porque tolerar sólo es necesario cuando tenemos que
fingir o aparentar que aceptamos algo que rechazamos o viceversa.
Recuperado de: http://yoga-integral.com/contemplacion.jpg
De esta forma, aunque
todo este planteamiento de vida parecería
una utopía, o algo irrealizable, hay que saber que no es así, puesto que cada
parte que conforma la vida o la naturaleza, se mueve hacia la paz o equilibrio
de manera automática, y no forzada. Y eso, debería ser la base que
nos recuerde que nosotros sólo somos una de esas partes, y que cada una
de esas partes, son igual de importantes para que siga funcionando eso que llamamos
vida, y a la cual afortunadamente pertenecemos. Razón más que suficiente para
comenzar a construir y a desarrollar un cambio de paradigma que nos lleve a
cada uno de nosotros, de manera individual, a hacernos cargo o
responsables de nuestro propio sí mismo, antes de que ahora sí, sea demasiado
tarde.
Finalmente, es
conveniente saber que la instrucción de vida que se desprende de todo lo que se
ha planteado en este breve resumen de lo que es la teoría de la paz o
equilibrio, indica que por favor seas, hagas y vivas, como te guste, siempre y
cuando quedes en paz o equilibrio, ya que, así no tendrás queja de ti, ni de
nadie más. Tendrás paz o equilibrio, y estarás contento de poder compartirlo,
porque recuerda que nadie puede dar lo que no tiene, y si no lo tiene, siempre
está en posibilidades de conseguirlo.
Te recomendamos ver el sieguiente vídeo:
CACyPMx.
Teoría de la Paz o equilibrio.
Dr. José Luis Valdez Medina
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